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EN ESTA NOCHE EN ESTE MUNDO

a Martha Isabel Moia en esta noche en este mundo las palabras del sueño de la infancia de la muerte nunca es eso lo que uno quiere decir la lengua natal castra la lengua es un órgano de conocimiento del fracaso de todo poema castrado por su propia lengua que es el órgano de la re-creación del re-conocimiento pero no el de la resurrección de algo a modo de negación de mi horizonte de maldoror con su perro y nada es promesa entre lo decible que equivale a mentir (todo lo que se puede decir es mentira) el resto es silencio sólo que el silencio no existe no las palabras no hacen el amor hacen la ausencia si digo agua ¿beberé? si digo pan ¿comeré? en esta noche en este mundo extraordinario silencio el de esta noche lo que pasa con el alma es que no se ve lo que pasa con la mente es que no se ve lo que pasa con el espíritu es que no se ve ¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades? ninguna palabra es visible sombras recintos viscosos donde se oculta la piedra de la locura corredore

Una carta a ti

Se adueña el tiempo de un beso y las horas se adueñan de tu ausencia. Hay un enhebrar de recuerdos, esa duerme vela a la espera de las caricias extensas. Sé que habrá un viento repentino en que me traiga tu aroma, para que fallezca la soledad. Recuerdo un tornasolado de juegos vagabundos, en el amanecer en que las manos, hilvanando pasado y presente, he incertidumbres, nos dio para encontrarnos en una mesa. Recuerdo, que luego nos buscamos. Porque hace un tiempo nos creamos en el corazón del otro. Por favor hoy no llegues a destiempo, te espero en el mismo lugar y a la misma hora.

CALLE NOCTURNA

Hay un extenso camino ante mis pies, y la noche será larga, tan extensa como un hilo de Ariadna, tan inimaginable como una carretera, y aquí no hay una estación de aborde, ni un boleto a casa u otro lugar que no sea las mismas cuatro paredes que veo a diario al despertar en la mañana, con las imágenes aún recientes del sueño que acaba de pasar, como un halcón peregrino que se pierde en la distancia. Una noche soñé con lobos, con un Dalí, con Amanda, hubo otras noches en que era un mendigo intelectual y otras tantas en que era, sólo mis manos. Hoy saldré a la calle a envenenarme un poco de la polución, y de su ir y venir de la gente, paseante por la ciudad amurallada de edificios. Ya he estado sumergido en el fondo de un tintero, y con la punta de la pluma he seducido a Isabela, el personaje de la novela. Ella, que no se desanima en buscar y encontrar, cuantos rostros para dibujar. Es una noche apacible antes mis ojos, ya no hay tantos juegos pirotécnicos y fiestas por doquier. Por otra

HOY QUISE VERTE EN EL CAFÉ

Acabo de llegar, desde la tarde que se destila en las calles de Guayaquil. Llegué cargado de suspiros y lecturas Kapuściński y el recuerdo de tu nombre se asienta en el sillón en donde te inventé amiga-amante de encuentros y desencuentros, en las avenida de los cafés y copas, transcurridas de luces y sonidos, por la misma zona llega la gente, con olor a calle, a oficina, a casa; tantos sabores y olores de tinto, licor, cigarrillos; tristezas, alegrías, frustraciones, fortuna. Las horas de cafeína y alcohol se va concentrando de gente por doquier, por ahí van pasando alegrías, tragedias, clandestinos amores, viejos amigos. Todo aquí ve despertando en leves pasos, apresurados pasos, entre cansancios y júbilos. Todo se va esparciendo por la avenida de los cafés, adentrándose por cada puerta, adhiriéndose en cada ventana como si todo lo inerte y viviente le perteneciese a la negrura misma que va extendiendo sus manos por doquier, emanando así lo oculto, lo negado, lo absurdo. Como este