Verte ahí en el café

Tú tienes en la voz la dulzura
del agua de menta; existe en tu
presencia algo así como un sonar
de campanas pequeñas;

parece que el caminar tus pies
se desplazaran un poco más arriba
del suelo. Es como si en ti hubiesen
mezclado suavemente, durante años,

una pequeña dosis de paz; macerada
con agua limpia y con paciencia de tejedor.
¿Suena extraño cierto? Pero son palabras;

palabras para tratar de nombrar tu presencia,
alguien alguna vez decía que “pensar en alguien
se parece a salvarlo”; tal vez no haya nada
que salvar; tal vez un recuerdo simple se parezca
a una tabla en medio de un mar tormentoso.

Pero existe en ti esa paz escasa,
no la que produce la ausencia de problemas;
no; es la otra, la que permite que una sonrisa
se asome en el rostro, aún en medio del conflicto.

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