Soledades

Hay un oleaje manso,
suave, sereno, ecuánime.
A veces la brisa trae
oleajes de otros mares,
otros continentes o
de fantasmas de voces,
de marineros que nunca
llegarán a puerto.

Hay un oleaje que dibuja
soledades con su solo abandono,
con su día desolado,
dejando que los infortunios
se marchen en arena y espuma.

Hay un naufragio de manos.
Que siempre quisieron
volver a manos de hijo,
de madre, esposa, amante.

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