Un café al alba
Amanece oliendo a café, a palabras.
Quizá las que faltan aún por decir,
quizá terminar mi primer café,
aquí en frente de la ventana
viendo pasar una que otra golondrina.
Y la vida se ve serena, en este instante.
Quizás no. quizá algunos cuántos niños
han nacido, otros han desaparecido
y la violencia sigue contando,
recontando sus muertos,
y por consiguiente el poder sigue
congregando más gente a sus filas.
Sin embargo hay amantes
que apenas se despiden de sus amadas
poseídas y queridas en la noche anterior.
Y en otro lugar, un hombre con su senectud
apenas despierta queriendo el abrazo de su amada
que acaba de irse de compras.
Así transcurre el día, más mi cuerpo en casa,
mi alma, entibiándose con lo último del café.
Por ahora vuelvo a mi quehacer con el silencio
que me acaricia los ojos, la boca, el alma.
¿Cuántas palabras he de recoger
hoy para terminar el capítulo de mi novela?
Quizá las que faltan aún por decir,
quizá terminar mi primer café,
aquí en frente de la ventana
viendo pasar una que otra golondrina.
Y la vida se ve serena, en este instante.
Quizás no. quizá algunos cuántos niños
han nacido, otros han desaparecido
y la violencia sigue contando,
recontando sus muertos,
y por consiguiente el poder sigue
congregando más gente a sus filas.
Sin embargo hay amantes
que apenas se despiden de sus amadas
poseídas y queridas en la noche anterior.
Y en otro lugar, un hombre con su senectud
apenas despierta queriendo el abrazo de su amada
que acaba de irse de compras.
Así transcurre el día, más mi cuerpo en casa,
mi alma, entibiándose con lo último del café.
Por ahora vuelvo a mi quehacer con el silencio
que me acaricia los ojos, la boca, el alma.
¿Cuántas palabras he de recoger
hoy para terminar el capítulo de mi novela?
Comentarios
Publicar un comentario